29 abr 2009

Un babero para la tía

Me enteré que iba a ser tía y no lo creía. "¿En serio me decís?" - pregunté incrédula dos veces. Ante la sonrisa de mi hermana y la doble respuesta afirmativa, me largué a llorar. Sí, a llorar. Pero feliz. Aires nuevos llegaban a la familia.
Hoy la panza ya está más grande y hay una personita adentro que flota esperando salir al mundo exterior. Y yo, ansiosa, ya quiero tenerlo en brazos para mimarlo, cuidarlo, y sentir ese clásico perfume a bebé.

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