21 abr 2009

Mi amorosa aftosa

Tengo aftas, dos. Una en el límite entre la encía y el labio inferior, del lado izquierdo, crece a pasos agigantados, tal vez se vaya pronto. Otra en el labio, chiquita, del lado derecho más cerca del exterior. Mientras saboreaba el pollo mordí a esta última hace unas horas.
Nadie sabe con certeza por qué aparecen. Estrés, alimentación, erosiones previas, etcétera. Mamá dice que tengo más desde que estamos juntos. O sea, sugiere que me las contagiaste. No se puede negar que antes me aperecían de vez en cuando y actualmente pasar una semana sin ninguna visita ulcerada es un éxito.
Mis aftas son a escala, son pequeñas; no como las tuyas, amor, que son moneditas de cinco centavos. A la mañana me molestan más, durante el día se aplacan para volver al ataque por la noche.
A mis ulceritas las intento calmar con un líquido que compramos juntos una noche, ¿te acordás? no fue hace tanto. Antes me hacía buches con bicarbonato (HCO3-) pero me dijiste que el producto este era más efectivo, casi milagroso.
A mis aftas las relaciono con vos de un modo u otro.
Creo que quiero a mis aftas, a pesar de todo.

2 comentarios:

Nadie Nunca Nada.- dijo...

En el talk show, el título sería "mi novio es un afta"?
bicarbonato...cuántos recuerdos.
No somos homónimos por el apellido de un abuelo...mirá vos.
Saludos.-

Anónimo dijo...

Y bueno, lo que quiero decir es que yo no tengo nada que ver con esas apariciones. Es más... simplemente se "transfirieron".