23 nov 2012

A Mayka la vinieron a buscar

Entra al consultorio con su perra, cumplo con la burocracia de llenar la ficha, la miro y le pregunto: ¿qué le está pasando?. Contesta la frase que me hace venir el diagnóstico a la cabeza sin siquiera pensarlo: le noté dos bultos bajo el cuello. Y prosigue: estuvo con mucho estrés este tiempo, hace una semana falleció mi marido. Hace tres años le sacaron un tumor del útero, justo cuando a él le diagnosticaron cáncer. 
La reviso, todos los ganglios inflamados y pienso cómo hago para decirle que su perra, al igual que su marido, tiene nuevamente cáncer. Linfoma específicamente.
Me levanto, la miro, y con cara de perdón por lo que te voy a decir, le digo: tiene linfoma, una enfermedad neoplásica, cáncer, digamos. Disculpame que justo te tenga que decir esto.
Entonces a ella se le llenan los ojos de lágrimas, la acaricia con ternura y repite: es increíble. Entonces yo ya siento que la situación me pone la piel de gallina, qué ironía todo esto. Con vos entrecortada, toma aire y me explica: con mi marido y mis hijos hacíamos bromas, porque era increíble la relación que tenían la perra y él. Le decíamos a él, no se te ocurra morirte y dejarnos a Mayka porque se va a querer ir con vos. Y él contestaba: cuando me muera, denme diez días y busco la forma de llevarla. 
Terminó la frase y se nos caían las lágrimas a las dos, porque uno lee de estas historias y cree que son mitad realidad y mitad ficción de los dueños, pero vivirlas tan de cerca, tan así, tan puras, tan crudas, tan animal, es emocionante. Bah, a mí me emociona.

6 nov 2012

La gente que me gusta



Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad. Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien se permite huir de los consejos sensatos dejando las soluciones en manos de nuestro padre Dios.

Me gusta la gente que es justa con su gente y consigo misma, la gente que agradece el nuevo día, las cosas buenas que existen en su vida, que vive cada hora con buen ánimo dando lo mejor de sí, agradecido de estar vivo, de poder regalar sonrisas, de ofrecer sus manos y ayudar generosamente sin esperar nada a cambio.

Me gusta la gente capaz de criticarme constructivamente y de frente, pero sin lastimarme ni herirme. La gente que tiene tacto.
Me gusta la gente que posee sentido de la justicia.

A estos los llamo mis amigos.

Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría y la predica. La gente que mediante bromas nos enseña a concebir la vida con humor. La gente que nunca deja de ser aniñada.

Me gusta la gente que con su energía, contagia.
Me gusta la gente sincera y franca, capaz de oponerse con argumentos razonables a las decisiones de cualquiera.
Me gusta la gente fiel y persistente, que no desfallece cuando de alcanzar objetivos e ideas se trata.
Me gusta la gente de criterio, la que no se avergüenza en reconocer que se equivocó o que no sabe algo. La gente que, al aceptar sus errores, se esfuerza genuinamente por no volver a cometerlos.
La gente que lucha contra adversidades.

Me gusta la gente que busca soluciones.
Me gusta la gente que piensa y medita internamente. La gente que valora a sus semejantes no por un estereotipo social ni cómo lucen. La gente que no juzga ni deja que otros juzguen.
Me gusta la gente que tiene personalidad.
Me gusta la gente capaz de entender que el mayor error del ser humano, es intentar sacarse de la cabeza aquello que no sale del corazón.

La sensibilidad, el coraje, la solidaridad, la bondad, el respeto, la tranquilidad, los valores, la alegría, la humildad, la fe, la felicidad, el tacto, la confianza, la esperanza, el agradecimiento, la sabiduría, los sueños, el arrepentimiento y el amor para los demás y propio son cosas fundamentales para llamarse GENTE.
Con gente como ésa, me comprometo para lo que sea por el resto de mi vida, ya que por tenerlos junto a mí, me doy por bien retribuido.


Mario Benedetti