25 feb 2011

Para hacer pie

La sensación es la de no saber dónde estás parada, o peor aún, dónde vas a estarlo en dos meses. Quizás era esto a lo que la gente cercana se refería cuando me preguntaba si ya había sufrido el vacío por recibirme y yo siempre respondía que no. La incertidumbre de proyectos pendientes, interrelacionados e interdependientes unos de otros, la espera por que la maldita y lenta burocracia a la que estamos sometidos funcione lo menos mal posible. Tener que elegir, cada fin de semana, cada feriado, cada horario aberrante, entre trabajar para juntar experiencia y plata o darle un poco de bola a todos los que te bancan y justo esos días están libres.
¿Conocen el cuento de las dos ranas que casi se ahogan en leche? Bueno, estoy nadando, pero que se convierta en manteca rápido.

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