31 dic 2009

Menos blanda. Muchos caramelos.

Me falta tanto por aprender... tanto. Tengo que lograr ser un poco (no mucho, no me gustan los que son cubitos de hielo) más antipática, menos simpática, menos tolerante y comprensiva. Tengo que aprender que no todas las personas que parecen santos puritanos que adoran a su mascota lo son, que muchos sólo lo aparentan pero en el fondo son tan descuidados y negligentes como aquellos que además de serlo lo demuestran. Hay que ser más dura, reprimir las ganas de ayudar a todos y hacerlo sólo con los que valen la pena, porque son esos los que después vienen simplemente para traerte una bolsa de caramelos como agradecimiento y me siguen llenando el alma. Sumé mi tercer regalo hoy (después de la pulsera y el perfume), una bolsa llenísima de caramelos de parte de "Jara", una cachorrita negra con una de las miradas más dulces que un perro puede tener. Gracias.

No hay comentarios: