16 dic 2009

Desde el consultorio: El gato que debió haber relinchado

Es domingo por la tarde y llega a consulta un gato negro de un año y medio de edad. Respira mal: frecuencia aumentada, patrón abdominal. Está decaído, no come. Las placas de tórax son completamente limpias, a la auscultación es imposible distinguir nada más que un ronquido por el esfuerzo ventilatorio. Le damos analgésicos a ver si es un cuadro de dolor intenso pero nada. Queda internado en observación hasta el lunes a la mañana que se retira, no mejoró el cuadro, pero tampoco empeoró y necesitamos más tiempo y estudios para saber qué le está pasando. Ya es martes por la tarde y vuelve a control. La respiración igual, pero ahora tose y en la casa comió un poco. Pedimos a la dueña que firme la autorización para sedarlo y poder explorar la cavidad oral correctamente a ver si tenemos suerte y encontramos el motivo. Sedación de por medio le abrimos la boca, alumbramos, tiramos de la lengua y nos miramos incrédulas: ¿tiene la epíglotis atrapada?. Con un baja - lengua le acomodamos el cartílago liberando así la entrada de las vías respiratorias y el cuadro revierte completamente. Era un atrapamiento epiglótico, patología descripta extensamente en los caballos de carrera.
Así que no volveré a quejarme por estudiar patologías de otras especies, este gato con la mucosa sub epiglótica invertida no relinchaba.

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