29 jul 2009

Desde el consultorio: La importancia de insistir

Me asomo a la sala de espera, hay una ficha, entro y le aviso a la veterinaria. Dale, llamala. Entra la señora con sus pantalones chupín y botas altas de cuero. Tiene unos aros gigantes, argollas doradas agarradas al cartílago de la oreja en vez de al agujerito; claro, no hay agujerito que pudiera aguantar semejante peso. Ella lleva en los brazos a un perro salchicha, un año y seis meses, pelaje negro y fuego, tiembla de miedo. Revisación y anamnesis de por medio, llegamos a la vulva:
- Señora, ella ya estuvo en celo ¿no?
- No, no.
- ¿No tuvo el celo todavía?
- No, no.
- Mmmm. Qué raro, ¿segura que tiene un año y medio?
- Sí
- Qué extraño que no haya entrado en celo.
- Ah, en celo. Sí, sí, una vez, hace un tiempito.

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