16 jul 2009

Danza indígena


Con este día gris y húmedo mantener la sonrisa es un desafío constante. Enciendo la radio para que me ayude mientras leo sobre aborto y parto prematuro en vacas. En cuanto suene una canción bailable para mi entender, comenzará el recreo. Me voy a parar, y con mi pijama turquesa y celeste bailaré sola en mi cuarto frente a esos apuntes y al celular, como una danza indígena para revitalizar el espíritu. A mover las caderas, las piernas, los brazos, la cabeza, el cuello. A moverse que hay que sentirse vivo, no es alentador estudiar con una mueca triste de incertidumbre dibujada en la cara. No, no quiero. Mejor me planto una sonrisa y quedo a la espera de la múscia que me invite a contorsionar mi cuerpecito.

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