Ayer (estrictamente hoy) a las 00.00 me saludaron mi mamá y mi papá. Después me llamó mi novio, me mandó un mensaje a las 00.01 mi amigo y al rato otro mi hermana. A las 00.10 me llamó mi abuela. A las 00.15 me senté a estudiar, feliz.
¿Qué importaba el sueño, el dolor en las piernas y la cabeza abombada? Los saludos de las personas más importantes ya habían llegado; y yo, agradecida y mimada, sonreí.
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