21 may 2009

Una nariz roja en el colectivo


Eran las 8.16 a.m. cuando en una de las paradas del colectivo se subió un payaso a dar su espectáculo. Payaso payaso, con ropa acorde y cara maquillada. "Miren esas caras, a ver si les puedo arrancar una sonrisa" - y así comenzó su rutina de chistes inocentes de los que sólo él se reía mientras la gente lo miraba con la mirada perdida o simplemente lo ignoraba. Yo estaba en el primer grupo. "Esto es teatro de salón, sin malas palabras ni faltas de respeto. Ustedes, chicos, son nuestra esperanza para un país mejor. Vamos que se puede." No le di ninguna colaboración porque las monedas lejos de sobrarme me faltaban. Me sentí mal al ver pasar su gorra a mi lado.
Pobre payaso. Cuando se bajó, no pude evitar pensar que me había quedado angustiada y sin ganas de encender mi mp3. Hice el resto del recorrido en silencio.
Perdón payaso, pero creo que no quiero que vuelvas a subirte al mismo colectivo que yo.