14 may 2009

Caprichos de la mente: los sueños

Me llama alguien desde la cocina y me cuenta: "Me asomé y escuché el pío pío de un pichón". Miro por la ventana, me sorprendo, tengo un pichón de torcaza sobre la mesa de la computadora. Tiernamente lo agarro entre mis manos y lo llevo al comedor para mostrárselo a los demás miembros de la familia. Ya no era un pichón de torcaza... era más bien un pichón de pato.
Cuando voy a darle de comer al pichón de pato resulta ser un ternero blanco, con manchas negras y ojos azules rectangulares. Está atado a una de las patas del tablero. Y yo pienso al mirarlo: ¿Cómo no notamos que no era ni una torcaza ni un pato?

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