7 ene 2010

Por favor basta


Estoy volviendo a mi casa, hoy jueves siete de enero a las diez y media de la noche. Primero veo los reflejos azules intermitentes pero no escucho sirenas, unos metros más y comienzo a escuchar la melodía de las cacerolas, rítmica y constante. En las esquinas gente de todas las edades aplaude y hace su aporte a la banda, personas caminando se acercan al lugar para intentar hacerse oir ante funcionarios sordos. Se me pone la piel de gallina y se ma hace un nudo en la garganta, qué impunidad, qué falta de respeto, qué autoritarismo sin autoridad, qué manera de arruinar las cosas, qué derecho hay de hacerle esto a mi país. Ojalá algún día, de algún modo terminen pagando ellos y no nosotros.

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