4 ene 2010

Esperando a los camellos

Ya está, ya pasó. El arbolito se encendió, se llenó de regalos que ya están con su destinatario, brindamos, nos abrazamos y el cielo se iluminó con estruendos. Hubo heridos, quemados y alarmas de bomberos. Nos queda el vitel toné en la heladera, medio pan dulce en el freezer, golosinas con chocolate sobre la mesada en sus bolsitas cerradas con cinta-scotch y unas botellas de sidra bajo la mesada. Así son las fiestas, se anuncian un mes antes y se terminan al día siguiente. Ahora, no olvidemos los zapatitos que faltan los reyes.

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