Al esuchar hablar a los políticos queda demostrada la herida que causaron en mis cortos veinticinco años tantas ideas vacías de hechos. Los escucho, pienso, casi que creo, pero no. Ya no. Triste que a tan corta edad una ya esté descrída de la política por el mérito de justamente quienes la conforman. Y qué se yo ahora cuál es la esperanza. Yo, por lo tanto, seguiré intentando construir de mi mundo uno mejor.Súmese quien quiera.
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