Es raro, es como andar desencontrados, como querer remontar vuelo y seguir sintiendo que carreteás a baja altura, que tus pies no dejan de tocar el suelo, que las alas te pesan y aletear es dificultoso. Pero no querés darte por vencida, porque recordás que sobrevolar la ciudad es hermoso y ya alguna vez pasó que aterrizaste de prepo.
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