7 jun 2010

Como pasarle la mano a un vidrio empañado


Es tarde, son más de las doce de la noche y de golpe veo todo claro (un lujo en estos tiempos): no me alcanza. No es que no me alcanzás, estar así ya no me alcanza. Necesito estar con vos pero de otro modo, por lo menos planeando otros escenarios como para sentir que no son tan lejanos. Te mando un mensaje, quizás parezca un arrebato de demagogia y sin embargo es de las sensaciones más nítidas que tuve en estos meses. Esto así no va más, demos una vuelta de tuerca, acompañame a acompañarte. Ojalá que esta visión cristalina se mantenga, ojalá la compartas y ojalá se materialice. Qué lindo comprender de dónde venía esa piedrita molesta en el zapato.

No hay comentarios: