Detesto esos momentos a los que no sabés ni cómo llegaste ni cómo salir. Prestame una goma, borremos, empecemos de nuevo. Hola, ¿a dónde vamos?. Dale, no nos lastimemos. Ya sé que soy ciclotímica y me empaco; perdoname, dale, dame la mano. Encima soy insufriblemente sensible, es lo que hay. Ni soy perfecta ni viviría en China, pero no te das una idea de cuánto te quiero.